Cuando la productividad de un área cae, la primera reacción suele ser buscar culpables: “el equipo no rinde” o “el jefe no sabe dirigir”. Pero la realidad rara vez es tan simple. La baja productividad es el reflejo de varios factores, y distinguirlos es clave para resolverlos.
Cuando el problema viene del jefe
Un jefe puede ser experto en su área, pero carecer de habilidades para coordinar, comunicar o motivar.
• Da instrucciones ambiguas y luego reclama resultados distintos a lo que esperaba.
• Se centra en los errores y rara vez reconoce los aciertos, generando desánimo.
• No delega, acapara decisiones y termina bloqueando el flujo de trabajo.
En estos casos, el problema no es el talento del equipo, sino la falta de liderazgo efectivo.
Cuando el problema viene del subordinado
También ocurre lo contrario: el jefe da claridad y apoyo, pero el colaborador no cumple con su parte.
• Entrega tarde de manera recurrente, aun con instrucciones claras.
• Evade responsabilidad con frases como “no era mi tarea” o “nadie me dijo cómo hacerlo”.
• A pesar de la capacitación, el desempeño no mejora porque falta compromiso.
Aquí el reto no está en la dirección, sino en la responsabilidad personal y el compromiso de los colaboradores.
La importancia de medir con objetividad
En nuestra experiencia, lo más común es que la baja productividad tenga una responsabilidad compartida. Para salir de la discusión de “culpas”, lo esencial es contar con información objetiva.
Ahí es donde entra la Evaluación de Desempeño, un servicio que permite:
• Medir tanto los resultados alcanzados como los comportamientos.
• Identificar si las fallas están en la dirección, en el equipo o en ambos.
• Generar planes de mejora claros, sin depender de percepciones o favoritismos.
Cuando la productividad se mide de esta manera, las empresas dejan de perder tiempo buscando culpables y comienzan a construir soluciones sostenibles.
La baja productividad no siempre tiene un solo origen. Puede deberse a liderazgos débiles, a colaboradores poco comprometidos… o a ambos. Lo importante es diagnosticar con claridad para que cada nivel de la organización asuma su responsabilidad y sepa cómo mejorar.
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